Parafraseando a mi amigo Mikel, voy a instaurar un nuevo apartado en el blog: DELAYED DEL MOMENTO. Si no sabes lo que significa delayed, basta con pasarse un rato por el aeropuerto y enseguida se enterará.
A ver, que estamos todos ya hasta los mismísimos. Una cosa es que tengamos que ir por la calle con una mano en el culo esperando a que nos la endiñen y otra cosa es que encima nos tomen por gilipollas.
Ah, y para la estavudina… abstinencia.
Pues últimamente me está dando por ver series a tope. La tele me parece una basura tal, que lo mejor es descargarte directamente lo que quieres ver. La ventaja es que la serie que quieres la ves cuando te apetece. La desventaja es que se pierde la emoción de esperar una semana para ver el siguiente capítulo. De este modo, la segunda temporada de The walking dead me ha durado apenas tres días.
En la segunda temporada se vuelve al mundo distópico que empezamos a conocer en la primera. La gente huye y no sabe que hacer porque les persiguen unos seres que sólo quieren comérselos, quitáles sus ahorros y explotarlos. Además el virus hace que los muertos sigan moviéndose y cotizando a la seguridad social además de pagar por las recetas. Las personas se matan unas a otras por un pedazo de tierra y los amigos se vuelven unos contra otros. El mundo no tiene gobierno o por lo menos no se sabe quién mueve los hilos del poder.
Creo que me estoy liando.
Ayer vi el último capítulo de la última temporada de HOUSE. Vi los 20 capítulos primeros de la octava temporada y quedaban sólo dos, así que no pude evitar descargármelos en versión original. Como diría mi prima… ¡¡Brutal!!
La verdad es que en un principio no veía la serie. Sin embargo, fue ver un capítulo al azar de la segunda temporada y me vi irremediablemente engachado. Me descargué de internet todos los capítulos de la primera temporada y comenzó el vicio.
El caso es que la serie es el personaje. Ni más, ni menos. Un Sherlock Holmes/Homes/House moderno que no busca asesinos, busca enfermedades. Misterios al fin y al cabo. Lo importante es resolver el enigma y punto. El resto da igual. Da igual también que la estructura del 95% de los capítulos sea la misma (enfermo, hospital, muchas pruebas erróneas, inspiración, enfermo curado). Es tan atractivo el personaje que te atrapa. Siempre hay una frase sarcástica que te hará partirte de la risa y siempre hay alguna locura que te deja ojiplático.
También han sido muy grandes los finales de temporada. El capítulo en el que sabes que te van a dejar con las ganas de seguir viendo:
– Al final de la primera temporada, le contratan a su exmujer como abogada del hospital.
– Al final de la segunda le pegan dos tiros.
– Al final de la tercera, despide a un médico de su equipo y se le van los otros dos.
– Al final de la cuarta, palma la novia de Wilson.
– Al final de la quinta temporada, lo meten al psiquiátrico.
– Al final de la sexta, se lia don Cuddy.
– Al final de la séptima, se empotra con el coche en la casa de Cuddy como venganza.
– Al final de la octava…
El final es un final muy al estilo House. Y además te deja con buen sabor de boca.
La pega que le sacaría a la serie es que han estirado demasiado la trama. Si se hubiera acabado al final de la quinta temporada, hubiera sido el final perfecto. Mi capítulo favorito es ese precisamente, el último de la quinta. Me parece soberbio.
Empezaremos a echar de menos al Dr. House.¿O no? Ya se sabe que todo el mundo miente.
«And now, the end is near, and so I face, the final curtain.»
No sé por qué pero siempre me ha gustado My Way de FrankSinatra, por eso empiezo hoy la entrada, porque habla del final.Ha llegado el final… de la temporada. (¡¡¡Alabado sea el Señor!!!)
Es muy probable que a lo largo del día de hoy, Marcelo Bielsa haga pública su renovación con el Athletic por un año más. La negociación no ha sido en cuanto a dinero si no en cuanto a instalaciones y equipamiento. Bielsa quiere crear una especie de hotel residencia en las intalaciones de Lezama para vivir él y para que los jugadores puedan descansar siempre que sea necesario (cuando lleguen de madrugada después de un desplazamiento fuera, cuando tengan doble sesión de entrenamiento, etc.). Eso se valora mucho en BIlbao. Es poner el dinero en segundo plano y dar valor al esfuerzo y al trabajo. Si no, que se lo digan a MonchitoKaranka y la forma en que salió de Bilbao.
Además siempre es de valorar a una persona que dice que “nunca uso la palabra soldado para referirme a un jugador de fútbol. Tampoco interpreto al jugador de fútbol como una máquina. Las dos comparaciones me parecen desafortunadas.”
Se acaba el año en el que llegamos a dos finales y perdimos las dos, como en 1977. Dicen que la historia se repite y que el destino es cruel… ¡¡bobadas!! Se hizo lo que se pudo y se llegó más allá de donde nadie creía a principios de temporada. O quizá llegamos dónde sólo un loco creyó que llegaríamos.
La felicidad no es la meta, la felicidad es el camino. Y que nos quiten lo «bailao».
PD: Nada de fútbol hasta agosto, por favor.
ALFILERES EN LOS OJOS 