Es una apuesta personal. Tengo la esperanza de que el nuevo Papa (¿Ay, papa, andestan los malacatones?) sea Juan XXIV. Teóricamente, cuando los papas eligen nombre tienden a perpetuar el nombre del que les ha marcado y sobre el que quieren seguir una línea similar al pontificado del predecesor. Teóricamente. Y el último Papa que ha dado la vuelta a muchas cosas fue Juan XXIII.
Por ello, quisiera que fuera un papa moderno. Capaz de desmontar ciertas estructuras anquilosadas y ciertos planteamientos medievales con los que convive la Iglesia hoy en día. Obviamente, no va a venir un papa que le dé por permitir el matrimonio a los sacerdotes, que le dé por ordenar a mujeres o que permita el uso de los anticonceptivos. Ni está, ni se le espera. Pero sería muy refrescante la posibilidad del debate. Esquivar la infalibilidad de Su Santidad, permitir que se discrepe y que se oiga públicamente.
Considero que si una institución no quiere cambiar, está en su derecho. El cambio tiene que venir desde dentro, tiene que ser sincero y si se cambia, tiene que ser para mejorar. Yo considero que hay mucho margen de mejora. Es lo que le está pasando a Juancar I y a los de alrededor. Se ha pasado toda la vida haciendo lo que le ha salido de los… presupuestos generales del estado y a la gente le molestan las cacerías en Bostwana, los yernos chorizos y las amantes públicas (porque las privadas se han conocido siempre y no ha pasado nada). Al final, la gente se acerca o se aleja a una realidad, a una institución, a una estructura… y la fe está por encima de la Iglesia.
Escuchaba hoy por la radio que el mundo de hace 50 años, época en la que se celebró el Concilio Vaticano II, no se parece en nada al mundo que vivimos hoy en día, y sin embargo, la Iglesia sigue siendo la misma. Gran verdad.
Sin embargo, hay cosas que no deberían cambiar nunca. Me encanta la parafernalia que rodea el cónclave. Me parece un ritual de lo más interesante y de lo más exótico… «Extra omnes» incluído.
Y el caso es que al final el pobre Ratzinger, se ha marchado a descansar, hasta el solideo de la curia que le rodea. No se puede ser intelectual y hombre de acción, criatura. Si así fuera, yo estaría hinchándome a ganar dinero jugando en el Athletic, y en vez de eso, me dedico a trabajar, estudiar como todo hijo de vecino (que tenga curro) y cobrar lo justo y necesario (había que meter esta frase como fuera).
Permanecer o fluir. Parménides o Heráclito. Carne o pescado.